Pensar que nuestro trabajo no nos deja tiempo para otra cosa implica que percibimos que nuestro trabajo nos exige demasiado. Es por ello que resulta idóneo planificar alguna excursión de vez en cuando para saber que todavía disponemos de tiempo para nosotros mismos, mejorar nuestro estado de ánimo y mantenerse sano.
Generalmente, al llegar el fin de semana aprovechamos para "descansar" durante todo el día y reducimos en gran cantidad la actividad física. Si padecemos síndrome de burnout es muy probable que aprovechar de ese modo los fines de semana sea poco provechoso ya que nuestra fatiga y apatía es mental y es la mente lo que necesitamos reponer antes que el cuerpo.
Es por ello que aprovechar un sábado para visitar nuevos lugares como alguna zona turística o reencontrarse con la naturaleza es un buena idea. Si hacemos esto podremos ayudar a despejar nuestra mente a mantener una actitud mucho más positiva. Además, el ejercicio que realizamos nos ayuda a mantenernos en forma y soportar mejor las cargas de trabajo.
Por otro lado, las excursiones pueden convertirse en una recompensa personal al esfuerzo que dedicamos en la oficina. Tendremos la sensación subjetiva de que el trabajo y su salario nos permiten disfrutar de escapaditas de fin de semana y, de este modo, aumentamos nuestra satisfacción respecto a nuestro trabajo.