La tensión acumulada por el estrés laboral y la sobrecarga de trabajo no favorecen al síndrome de burnout. En ocasiones es difícil poder relajarse sin disfrutar de unas vacaciones, pero por suerte hay varias maneras de poder relajarse a través de actividades económicas y muy cercanas al puesto de trabajo.
Una de las opciones que más fuerza ha cobrado en los últimos años es la práctica de deportes orientales como el tai-chi o el yoga. Estos deportes se basan en la adopción de posturas que nos ayudan a estirar y relajar los músculos del cuerpo, lo que nos repone del cansancio físico y mejora nuestra fortaleza para aguantar el día a día. Además, estos deportes tienen una gran ventaja que ayuda a controlar el ritmo respiratorio, lo que ayuda a la relajación y que el organismo funcione mejor.
Otra alternativa popular es realizar una visita a un SPA urbano. Estos centros nos acercan los balnearios a la puerta del trabajo y nos ofrecen una amplia gama de servicios de fisioterapia, hidromasaje o sauna. Suelen tener precios económicos y varias modalidades de circuito. Nos permiten aliviar la tensión muscular y aumentan nuestro bienestar al despejarnos de preocupaciones durante unos minutos. En algunos SPA incluso los más atrevidos pueden vivir nuevas experiencias como bañarse en chocolate, lo que lo convierte en una opción muy golosa.
Similar a lo anterior, es raro no encontrar cerca del trabajo algún fisioterapeuta. Las sesiones de masajes sirven para extender y calentar los músculos, lo que los relaja y evita contracturas. Con este método podemos reducir la carga física que nos produce el trabajo y la sensación de estar trabajando por encima de lo que nos retribuyen.
La aromaterapia y la música ambiental puede ser una opción muy asequible y no requiere mucho esfuerzo. Esta opción se puede disfrutar incluso en el propio hogar al invertir unos minutos del día a relajarse con aromas y música.